Al igual que con la primera entrega, comentaré aspectos positivos y negativos de la versión de Game Boy Color, porque es la que jugué. Dragon Quest II fue desarrollado por Chunsoft y publicado originalmente para NES por la compañía Enix. En Japón salió en 1987 y en América en 1990, con el nombre de Dragon Warrior, como pasó con la anterior entrega.
HISTORIA
Este juego forma parte junto al primero y el tercero de la llamada trilogía de Erdrick o Loto. Cronológicamente sería el último de estos tres. Nos situamos 100 años después de vencer a Dracolord en el primer juego. Nuestro enemigo final es un mago llamado Hargon, por lo menos hasta que descubrimos que quiere invocar a un demonio de la destrucción llamado Malroth. Somos el príncipe de Midenhall y nuestro padre, el rey, nos ordena acabar con Hargon y delvolver la paz al mundo. Por nuestro largo viaje conoceremos a nuestros dos primos y futuros compañeros, el príncipe de Cannock y la princesa de Moonbroke. A diferencia del primer juego, en este tendremos disponible por primera vez en la saga un barco para viajar entre continentes, e incluso visitaremos Alefgard, sitio donde transcurre el Dragon Quest I.
GAMEPLAY
En algunos apartados del gameplay se nota la mejora respecto a la anterior entrega, pero en otros se mantiene prácticamente igual:
Aunque se mantenga la perspectiva cenital en el mapa, podemos movernos por un mundo mucho más grande, con diferentes tipos de superficies y zonas, como bosques, montañas e incluso nieve.
Hay cierto incremento en el número de NPCs en los poblados, sin ser un cambio brutal pero si que se nota mejora en el colorido general del juego.
Una vez más Akira Toriyama se ocupa del diseño artístico de los personajes del juego. Sin embargo en esta versión se echa de menos los dibujos de fondo que tenían los combates. Estos solo aparecen en las batallas finales. Aún así, hay una mayor variedad de enemigos que le dan mucha más personalidad a la saga. Los jefes finales son sin dudas mucho mejores que los de la primera entrega y es fácil darse cuenta de la pequeña mejora gráfica en los sprites.
Las batallas por turnos siguen el mismo esquema salvo que aquí ya controlamos a 3 personajes, con los que tendremos que pensar bien la estrategia y habilidades con las que cuenta cada uno. Teniendo en cuenta que es la secuela, en este apartado tampoco se nota una mejora tremenda comparado con el primero.
Del menú se podría decir que es el mismo o casi igual que el del 1. Interfaz simple y acorde a la época.
La dificultad es de las pocas cosas que no cambia mucho, salvo en la recta final del juego, donde este se complica bastante y requiere de farmeo y subir de nivel bien a los personajes para tener disponibles las magias de cura y revivir. Por lo demás, tampoco es que sea un salto de dificultad enorme, pero creo que tiene un desenlace mucho más desafiante, lo cual lo hace muy divertido. Esto no quiere decir que la curva de dificultad esté bien medida en esta parte del juego, creo que no puedes poner una dificultad más o menos fácil en casi toda la aventura y luego al final hacerlo mucho más duro.
La banda sonora corre a cargo de Koichi Sugiyama como la anterior vez. Se mantiene el estilo de las melodías e incluso mejora la calidad en la composición y la variedad. Cada pueblo, cueva, castillo, mar y lucha tiene su propia música llena de alegría la mayoría de las veces. En cambio, los efectos de sonido están muy poco cuidados, apenas encontramos varios, sobre todo fuera del combate. A veces nos avisan si pisamos zonas venenosas y no mucho más, es un apartado bastante descuidado que se ve eclipsado por la propia banda sonora.
Hay una gran variedad de misiones diferentes tanto obligatorias como opcionales. En ellas encontraremos muchos objetos que están distribuidos por todo el mapa y que no son fáciles de encontrar. El problema del juego, igual que con la primera entrega, es que todos estos objetos o información que vamos obteniendo a través de la aventura es casi obligatorio anotar su localización, porque el mapa es muy grande y hay personajes que te hablan de conseguir un objeto en la otra punta del mapa. Si esto no fuera suficiente lío, hay algunas cosas que no aparecen en ningún sitio y que son necesarias para seguir avanzando en la aventura. Esto alarga la duración del juego pero también lo vuelve más tedioso.
Como ya dije al principio, el barco es la gran novedad de esta entrega y además será muy influyente para el resto de la saga. Usarlo nos permitirá una gran libertad para navegar entre los diferentes continentes del juego.
Algunas cuevas están muy bien trabajadas pero son demasiado laberínticas, llegando a agobiarnos porque no sabemos a donde ir o porque nos hemos perdido. A este estado de confusión del jugador hay que sumar la cantidad de combates que hay que hacer, lo cual puede acabar con la paciencia de alguna gente.
Gracias a Dios podemos guardar la partida en más sitios, no solo en el castillo del principio como pasaba en el original. Aunque esto si lo juegas en un emulador es un detalle sin importancia.
Podemos comprar muchas armas y equipamiento debido a que ha aumentado el número de tiendas y de integrantes del grupo. Eso sí, el espacio del inventario se hace bastante limitado si compramos muchos objetos y no vendemos algunos.
CONCLUSIÓN
Igual que la primera entrega, este juego es histórico y pionero en el género. No lo recomiendo para alguien que no está acostumbrado a JRPGs, por las cuevas laberínticas, el farmeo necesario del final, la forma de perderse en el mapa al buscar objetos clave, etc. En cambio, para alguien que conozca mucho el género encontrará una aventura clásica increíble con una dificultad sencilla y un encanto mayor que el del anterior juego. Las diferentes mejoras en algunos aspectos son el indicativo de que la saga empezaba a tomar forma y a convertirse en lo que es hoy.
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