Nunca he visto una película del género cinematográfico western. Este tipo de cine se hizo popular en los años 50 y 60 y tuvo su decadencia a medida que avanzaba el siglo XX. Es justo al final de este siglo cuando nacen y crecen los videojuegos. Aunque en los cines murieran como tal, los vaqueros y el viejo oeste han tenido muchas adaptaciones a videojuego. Por eso admito con sinceridad que este boom cultural nunca me pilló porque ni siquiera había nacido, pero gracias a la era de la información en la que vivimos, no dudo en decir que la mejor de estas adaptaciones es la saga de Rockstar.
Red Dead Redemption 1 ya nos mostraba lo oscura que era esta época en su realidad histórica, pero es la historia de Red Dead Redemption 2 la que finalmente nos dice que muchas películas se equivocaban al idealizar conflictos entre vaqueros e indios, al contarnos que los pistoleros eran héroes.
Aunque también han habido películas que no se han limitado a glorificar los tiros en tabernas de Estados Unidos, algunas se asemejan a lo que nos trata de plasmar este videojuego. Una época conflictiva donde cowboys heredaban las costumbres propias de los vaqueros mexicanos, donde los largos viajes iban acompañados de disparos y emboscadas, donde la expansión del territorio de los Estados Unidos hacia el salvaje oeste se cobraba la vida de nativos americanos.
Este exterminio se refleja en el propio juego, los indígenas se enfrentan a un gobierno que hoy en día etiquetaríamos de racista. El jefe de la tribu, Lluvia Repentina, es alguien con mucha experiencia y pacifista. Por el contrario su hijo, Águila Voladora, quiere luchar por su gente y su futuro. Finalmente, el gobierno usa esta guerra como justificación para un genocidio.
Se nota el cambio de Rockstar de mentalidad a la hora de hacer una historia. GTA V fue un gran juego pero su historia seguía teniendo los míticos personajes que hacían el payaso para darte una excusa para hacer más misiones. Incluso el primer Red Dead Redemption tenía algunos personajes así, que funcionaban más como parodia divertida. En esta segunda entrega esos personajes son escasos y ni siquiera forman parte de la historia principal, el nivel de seriedad y madurez es mayor. Desgraciadamente, este cambio de forma de ver la industria no se aplica al proceso de creación. Es decir, el crunch abusivo a los trabajadores de Rockstar por la propia empresa, la explotación laboral como defensa para hacer tal obra de arte es triste e injusto. En mi caso, me hace amar más el juego y odiar más a la compañía, me hace ver a esta como un ejemplo de personajes corruptos, capitalistas y sin moral típicos de la saga de GTA. Se autoparodian sin darse cuenta y manchan el nombre de su propias obras.
Centrándonos en el argumento, nos ponemos en la piel de Arthur Morgan, el cual está presenciando los últimos días, o meses, de la banda de Dutch, el líder. Este último es un personaje que miente tanto a su banda que hasta se cree sus propias mentiras. No es capaz de reconocer que se equivoca y cuando se da cuenta ha traicionado a los que quería proteger. Pero ¿Quién forma parte de la banda? Pues forajidos, criminales y parias que huyen de la civilización. Arthur solo conoce esta vida, pero al contrario que Dutch, se da cuenta mucho antes de sus sentimientos, de lo que ha hecho mal en la vida. El intenta cambiar, pero no puede, porque es un mandado y porque cuando se da cuenta de todo ya ha recibido la noticia de que va a morir por una enfermedad.
En el epílogo controlamos a John Marston, protagonista de la anterior entrega, que es de los pocos junto a su familia que han logrado escapar a tiempo de la banda. John quiere cambiar, contentar a Abigail y cuidar de su hijo pero le cuesta bastante.
En el apartado de la mecánica de juego hay que señalar que este Triple A no es un juego para todos los gustos, es calmado, se toma su tiempo, es muy realista en su avance en un mundo grande y el jugador tiene que adaptarse a este ritmo propio de su narrativa. Los paseos a caballo son una maravilla y van acompañados de preciosos paisajes. Al caballo hay que cuidarlo, alimentarlo y tratarlo como pocas veces se ha visto en un videojuego. La caza requiere de paciencia y precisión. Cargar animales lleva tiempo y las pieles hay que cargarlas en el caballo. Cuando revisamos cajones hay que abrirlos uno por uno. Los viajes rápidos hay que pagarlos y no se dan en todas las zonas del mapa. Las partes más dinámicas se focalizan en las partes de tiroteos y acción. Pero el resto de misiones son de un ritmo lento, donde tendremos que ponerle la rueda a un carro, construir una nueva casa con John o tener una cita con Abigail. Cita en la cual se hace una buena descripción del tiempo libre en esa época, una foto con un escenario falso detrás y los orígenes del cine.
Por último, destacar la iluminación, los gráficos y un nivel de detalle que ayudan mucho más a considerar a este videojuego como una experiencia inolvidable.
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